Foto cedida por Iván Rodriguez. Una de sus “oficinas” de trabajo.
“26 de Octubre de 2018 … En el escenario diez personajes engalanados con más de treinta cojines y diez kilos de nervios, en el que ni siquiera falta la puerta corredera a modo de telón. Veinte ojos nos descubríamos a través del verbo mirar, el cual ya pasadas las cuatro primeras horas tomó forma de sustantivo compuesto: un solo corazón.
Pusimos al servicio del espectáculo lo mejor de nuestra creatividad, … Construyendo playas, trincheras y búnquers que servían de decorado. Hechos con papel maché de miedo, plastilina de color pasado y pegamento de cola, … Ese de color blanco para que nuestros niños y niñas disfrutaran quitándoselo de las manos.
Hemos protagonizado escenas que nos han permitido saborear la vida como un pastel cubierto de instantes: en octubre adornado con palabras como “chimpón”, “bien”, “mal”… y en julio ya transformadas en dirección: “adelante”, “siempre” “adelante”.
Nunca antes gritar de rabia, expresar el miedo, llorar y saltar de alegría se habían sentido tan mimadas, tan vistas, tan atendidas. Fueron un público privilegiado, que sentado en asientos de primera fila dejaron espacio para que cada una ocupe su sitio, pero suficientemente cerca para susurrarnos: “la felicidad es completa cuando es compartida”.
El guión, sospecho que siempre improvisado, nos ha enseñado que para ser padres y madres no hace falta tener hijos. También lo somos aquellos a los que los sueños se nos quedan tan pequeños que nos despertamos para cumplirlos.
Nos hemos vuelto expertos en construir ventanas, redonditas y brillantes, con iris de todos los colores por las que nos hemos asomado para pedirnos unas a otros una pizca de azúcar, del bueno que endulzara la visita a nuestra casa. Hemos representado incluso a los lunes, que aunque cansados de ser odiados, aprendieron a ser rebeldes y a amarse a sí mismos. A hacer de la vida un orgasmo, a ocuparse de aquello que les hace felices, hasta que incluso al tiempo le entraran ganas de correrse.
NOTA: Falta nuestro compañero Albert Pi.
Salieron del baúl de nuestros recuerdos infantiles, marionetas que con nuestro permiso, y sin él, aparecieron en escena con solo una línea: “nosotras os damos el disfraz, vosotros hacéis el resto”. Hadas, elfas y niños sin nombre se reunieron para celebrar el Carnaval, porque en Carnaval todo vale, incluso que la directora de la obra se disfrace de directora para anunciar: “Tranquilos, el título ya es vuestro”.
No puedo acabar sin recordar esa piscina de miradas que desborda intensidad por todas sus orillas, a la que nosotros mismos nos empujamos, para enseñarle al infinito que no nos llega ni a la suela de nuestros abrazos.”
Ivan Rodriguez Sanchez
Especializado en Intervención Educativa Humanista (3ª promoción)
Licenciado en Ingienería de Telecomunicaciones
Titulado como profesor de secundaria, bachillerato y formación profesional
Acreditado profesionalmente como Guía de media y alta montaña
“Viaja” con Iván acompañándote …
