Cómo consensuar objetivos entre profesional-educando y tener una aventura exitosa en Retroba't

Cómo consensuar objetivos educativos y tener éxito

Humanista

 La importancia sobre marcar objetivos creo que es compartido por tod@s, aunque algunos se sienten más cómodos con otras palabras: el sentido, el deseo, metas,…. Me parece perfecto que cada uno elija la palabra que le facilite conectar con la idea. Y sí me parece importante, compartir el sentido sobre la palabra “objetivo”. En el siguiente extracto del libro de “Alicia en el País de las Maravillas” podemos rescatar fácilmente un sentido común:

ALICIA: ¿Podría decirme, por favor, qué camino he de seguir desde aquí?

GATO: Eso depende en buena medida del lugar a donde quieras ir.

ALICIA: No me importa mucho adónde.

GATO: Entonces no importa por dónde vayas.

La dirección hacia la que se dirigen nuestros pasos es foco de nuestra atención ya en nuestra exclusiva compañía, a solas. Cuando realizamos un trabajo al servicio de las personas, es imprescindible consensuar estos objetivos con el educando*. No sólo porque es nuestra responsabilidad laboral, sino porque posibilita al educando* a enfocar en su propio camino y a implicarse en el mismo con consciencia. Y por lo tanto, con responsabilidad y libertad en la toma de decisiones.

Seguidamente te presento claves para enriquecer tu capacidad para acompañar al educando* en el momento de concretar los objetivos. La mayoría de estas claves son aportaciones de programación neurolingüística (PNL). Y cada punto que explico es imprescindible. La extensión mayor o menor no responde al nivel de importancia, sino a mi necesidad personal de hacer uso de más o menos palabras para sentir que la explicación es suficientemente clara. 

1. ENTUSIASMO

Es tan fácil decir rápido “¡Por supuesto, al educando* le ha de motivar el objetivo!”, cómo fácil el no atender realmente lo que quiere.

Mi experiencia me dice que la mayoría de las veces, la queja del educando* es que siente que el profesional “sabe” cual son esos cambios que mejorarían su vida pero no se siente comprendido, conocido por el profesional. Desde este escenario, el educando* no se muestra sinceramente colaborador. Puede que se queje, puede que se muestre pasivo o que responda “correcto”….. pero en definitiva, se siente como no protagonista de una conversación donde aparentemente es el centro de atención. En consecuencia, no se implica de forma auténtica.

Un objetivo que esté enunciado exclusivamente desde el pensamiento de “sería adecuado o correcto” exclusivamente no tiene empuje ni energía suficiente. ¿Cuantas veces en la vida has visto claro “lo que deberías de hacer “ y no lo has hecho? No fue porque no puedas sino que SABER no es suficiente como punto de partida fuerte. Puede que en estos momentos te vengan a tu cabeza recuerdos de conversaciones mantenidas con educandos* en los que realizasteis pactos para conseguir un objetivo pero no se consiguió. Pregúntate ahora: ¿Eras tú quien lo deseaba? ¿O él/ella? ¿O los dos?  No le des más valor a unas palabras de “sí quiero” que al hecho de haberle visto o sentido la ilusión por conseguirlo. Uno como profesional tiene derecho a pensar lo que cree que puede ser mejor para el otro, especialmente porque la mente a veces viaja libre. Y te recuerdo que lo que te ocupa no es lo que tú creas sino estar al SERVICIO del otr@.

Detectar el “entusiasmo” es fácil. Aunque cada persona tiene su propia manera de expresarse. Cuando el entusiasmo aparece se observa un cambio en el cuerpo de la persona:  En su rostro, o en su sonrisa, o en el brillo de sus ojos, o en el culo que se inquieta porque ya tiene ganas de ponerse en marcha,…. Es imprescindible conocer al educando* como persona para poder acompañarla a encontrar aquello que le entusiasma, con el mismo intento sincero que lo haces con una persona a la que amas. Y que sea un tiempo compartido donde tanto tú como el otro descubráis juntos donde se encuentra vibrando el entusiasmo. Disfruta de acompañarlo a tomar protagonismo en su vida, sabiendo que tú participas en un camino que ya empezó tiempo atrás y que acabará más allá de donde alcanzan tus ojos.

2. EN POSITIVO

Por ejemplo: “No deseo tener miedo” puede parecer internamente que tiene mucho significado, pero a efectos prácticos, para nuestra mente exclusivamente se puede interpretar de una manera “Deseo tener miedo”. Nuestra mente comprende el significado de “no” y el significado de “miedo”, pero es limitada para comprender el significado de “no miedo”. Puede ser alegría, paciencia, locura, ….. infinitas opciones. En cambio, en afirmativo la comprensión es clara y sencilla: “Deseo sentirme tranquila”, o “deseo sentirme divertida”, o “deseo sentirme aburrida”…

3. LO MÁXIMO DE CONCRETO

Cualquier afirmación explicitada lo máximo de concreto facilita su comprensión y su integración.

Suele ser bastante acostumbrado que cuando un educando* dice al profesional “Deseo trabajar” es en un contexto donde se está hablando de “no quiero estudiar”. Normalmente da lugar a una experiencia donde el educando* actuará de forma pasiva. Concretemos: Deseo trabajar ¿en qué? ¿en que tipo de empresa? ¿Porqué cantidad de dinero mínimo/máximo? ¿En qué zona? Ante la necesidad de concretar aparecen dudas tanto por parte de profesional como del educando*. ¡Perfecto! ¿Quién dijo que es una pérdida de tiempo dedicarse un tiempo? Investiga, curiosa, comprueba, …. para finalmente concretar.

Si no tienes costumbre de concretar, los siguientes puntos que están pendientes de leerse también te servirán de inspiración.

4. QUE IMPLIQUEN RESPONSABILIDAD

El punto a atender es “¿Qué se puede hacer para empezar/alcanzar el objetivo?” Para que esté dentro de tu poder es necesario que esté dentro de tu nivel de responabilidad. 
Un ejemplo que está fuera del poder es, “La profesora me aprueba todas las asignaturas”. En cambio estaría dentro de tu poder, “yo apruebo todas las asignaturas”.

Atender este aspecto facilita enfocar en sub-objetivos. Por ejemplo, “Yo estudioi cada día una hora”, “Yo tengo clases particulares dos horas a la semana”.

5. EVIDENCIA DE BASE SENSORIAL

Para saber si un objetivo se consigue necesito inicialmente ser consciente de qué manera yo podré identificar en mí que ese objetivo lo he conseguido: cómo sentiría mi cuerpo, o mi respiración, o mi expresión de la cara,….

Algun@puede leer este párrafo y considerar que no es tan importante mientras consiga lo que realmente desea. Pero tu vivencia es tu realidad. Si no te paras un momento a valorar COMO te enterarás que estás en ese estado deseado, será muy fácil que cuando llegue ese momento no tomes consciencia de haberlo conseguido.

Siguiendo el ejemplo de antes, pregunta: “Cierra los ojos, visualiza tu imagen habiendo aprobado todo, respírate y date cuenta cómo se siente tu cuerpo”

6. RECURSOS NECESARIOS

Es importante identificar qué recursos son necesarios para posibilitar llegar a un objetivo, tanto si son recursos con los que ya cuento por mí mismo, como aquellos recursos que necesito pero que necesitaría pedir a otros/as.

7. TAMAÑO ADECUADO DEL OBJETIVO

El tamaño del objetivo puede ser suficientemente grande hasta el punto de ser necesario el identificar objetivos más reducidos en tamaño (un objetivo menor). Una pregunta que ayuda a detectar objetivos menores es “¿Qué impide alcanzar el objetivo?” Por ejemplo: Para trabajar de bombero puede ser superar las pruebas de oposición. De aquí surgen objetivos menores como “Recojo información sobre el calendario de exámenes”, “me apunto a un curso para prepararme a las oposiciones”, …

También puede suceder lo contrario: que un objetivo tenga un tamaño demasiado reducido que en sí mismo no despierta una motivación suficientemente clara, o que no ayuda a identificar “para qué” se quiere conseguir ese objetivo. Entonces sería enriquecedor identificar un objetivo mayor. Para esto, ayuda preguntar “Cuando consigas el objetivo, ¿qué te va a aportar en la vida?”

 8. PASAR A LA ACCIÓN

Un objetivo necesita estar orientado a la acción.

9. EN PRESENTE

El objetivo necesita estar enunciado gramaticalmente en presente, aunque lo proyectes en el futuro.. Ejemplo: Culturalmente hablamos diciendo “Yo trabajaré en(…)”, pero en el momento de concretar el objetivo es necesario “Yo trabajo en (…)”.

10. MATERIALIZARLO

Es importante a cualquier lindo regalo, ponerle el lazo final que se merece. Y no por motivos exclusivamente estéticos. Es lo mínimo que se merece una persona cuando está caminando hacia un sueño. ¡Bravo valiente!

¿Cómo “materializar” el objetivo”?

  1. Se dedica un tiempo a escribir el objetivo teniendo en cuenta las claves comentadas con anterioridad. Se hace uso de tantas líneas y tiempo como se necesiten para acompañar el escrito con imágenes que transmitan la sensación que se desea disfrutar cuando se el deseo sea una realidad, dibujos… La creatividad es libre, por lo tanto, las sugerencias ilimitadas. Y el tiempo que se dedica a uno mism@ no es tiempo perdido, sino tiempo bien invertido.
  2. Invita al educando* a colocar la “obra de arte” en un lugar donde sí o sí lo vea cada día: en la puerta del armario donde coge cada día la ropa, como imagen en la pantalla de inicio del móvil, en la parte frontal al entrar en la puerta de clase, …. Si, por el contrario, el educando* expresa el deseo de vivir con mayor intimidad este camino, es válido también.

A continuación, te muestro ejemplos de un ejercicio de PNL que se llama “Mapa del tesoro” aunque es de mayor complejidad ya que sirve para concretar los objetivos de todas las áreas de tu vida a un año vista.

11. TÚ

El último elemento para acompañar al educando* con magia eres tú. Y te digo estas línias no con deseo que te sientas presionado, sino para recordarte lo grande que eres. Reflexiona: Para aprender a nadar, no es útil leer un manual sino tirarse a la piscina. Y hay flotadores, socorristas, diferentes niveles de profundidad,…. Y el placer de sentir el agua está en todas, siempre y cuando estés en la piscina que deseas. Y si no es así, ¡siempre puedes cambiar de piscina! Y viviendo tu propia aventura, en ti hay un brillo que tu educando* podrá reconocer. Y creerte cuando le animes a TOMAR SU VIDA.

(*) Somos una gran variedad de profesionales los que estamos al servicio de las personas en el ámbito social y educativo (maestr@s, educador@s sociales, trabajador@s sociales, docentes, técnicos ocupacionales,…). Y cada uno utiliza un nombre diferente para hacer referencia a la persona que recibe su servicio (alumn@, cliente, educando, usuario,…) Para hacer referencia a estos últimos durante el post utilizamos el concepto “educando“, y así facilitamos la lectura.

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